El "lavado humano" es una táctica engañosa de marketing y relaciones públicas utilizada por las empresas, sobre todo en las industrias de la alimentación y la ganadería, para crear la ilusión de que sus productos se fabrican con normas estrictas de bienestar animal. Esta estrategia consiste a menudo en utilizar frases como "criado humanitariamente", "en libertad", "sin jaulas" o "alimentado con pasto" sin pruebas sustanciales ni prácticas transparentes que respalden estas afirmaciones.
El objetivo del lavado humano es hacer que los consumidores se sientan mejor al comprar productos de origen animal, sugiriendo que los animales fueron tratados de forma ética y compasiva. En realidad, muchas de estas etiquetas carecen de normas o certificaciones rigurosas, y los animales pueden seguir siendo sometidos a confinamiento, procedimientos dolorosos y trato inhumano. El lavado humano capitaliza el creciente deseo de los consumidores de productos de origen ético, al tiempo que oculta las realidades, a menudo duras, de la cría industrial de animales.
Los críticos sostienen que el "humane-washing" engaña a los consumidores y socava las auténticas mejoras del bienestar animal al promover un falso sentido de responsabilidad moral. Comprender y cuestionar las prácticas de etiquetado es crucial para elegir con conocimiento de causa.