Una sencilla introducción al papel del metano en el sistema alimentario

El metano (CH4) es uno de los gases de efecto invernadero más potentes que provocan el cambio climático en la actualidad. Aunque las emisiones de metano no duran tanto en la atmósfera como las de dióxido de carbono (CO₂), el metano es hasta 28 veces más eficaz para atrapar el calor en un periodo de 100 años, y su impacto en el calentamiento es aún más intenso en los primeros 20 años. Este efecto efímero pero potente hace que la reducción del metano sea una prioridad absoluta para la acción climática a corto plazo, especialmente dada la urgencia de nuestra actual crisis climática. Reducir las emisiones de metano puede proporcionar beneficios rápidos, frenando el calentamiento a corto plazo y ganando tiempo crítico para abordar los gases de efecto invernadero más duraderos como el CO₂. Comprender las fuentes y los impactos del metano, especialmente en el sistema alimentario, puede allanar el camino hacia soluciones eficaces y beneficios inmediatos para el clima mundial.

Emisiones de metano de la agricultura animal

El sistema alimentario es una fuente importante de emisiones de metano, y la agricultura animal es uno de los principales contribuyentes. El metano se genera mediante la fermentación entérica (un proceso digestivo de los rumiantes, como las vacas) y la gestión del estiércol. En conjunto, estas fuentes agrícolas contribuyen aproximadamente al 30% de las emisiones mundiales de metano, con la producción ganadera a la cabeza. Como dice el defensor del medio ambiente George Monbiot: "La ganadería es la mayor fuente mundial de metano procedente de actividades humanas".

Monbiot subrayó que, si no se reducen las emisiones de metano procedentes de la ganadería, será muy difícil alcanzar los objetivos climáticos. Nicholas Carter, otro defensor del medio ambiente, destaca la reducción del metano como una de las soluciones climáticas más rentables que existen en la actualidad. Carter sostiene que la reducción del metano ofrece beneficios rápidos, lo que la convierte en un componente crucial del rompecabezas de la solución climática.

El papel de los residuos alimentarios en las emisiones de metano

Los residuos alimentarios son una fuente importante de emisiones de metano, sobre todo cuando se descomponen anaeróbicamente (sin oxígeno) en los vertederos. La descomposición de los residuos alimentarios libera grandes cantidades de metano, lo que contribuye al impacto climático de la crisis de los residuos alimentarios. Reduciendo los residuos alimentarios, podemos evitar las emisiones de metano, conservar los recursos y reducir la presión sobre los vertederos.

Entre las soluciones prácticas para reducir el desperdicio de alimentos y la generación de metano están el compostaje y la planificación eficaz de las comidas. El compostaje, que descompone los residuos alimentarios aeróbicamente, evita las emisiones de metano al mantener los residuos orgánicos fuera de los vertederos, que carecen de oxígeno.

Residuos textiles y producción de metano

Los residuos textiles suelen pasarse por alto, pero contribuyen a las emisiones de metano cuando las fibras orgánicas como el algodón y la lana se descomponen en los vertederos. El auge de la moda rápida y la alta rotación de la ropa aumentan los residuos textiles, agravando las emisiones de metano. Fomentar prácticas sostenibles, como donar o reutilizar la ropa vieja, puede ayudar a reducir estos residuos generadores de metano. Optar por marcas y materiales sostenibles también puede limitar las aportaciones de metano de los residuos textiles, un área a menudo eclipsada en los debates sobre el metano.

Soluciones y esfuerzos políticos para reducir las emisiones de metano

Varias iniciativas y esfuerzos políticos mundiales pretenden frenar las emisiones de metano en todos los sectores, especialmente en la agricultura. El Compromiso Global sobre el Metano es uno de esos esfuerzos de colaboración centrados en reducir las emisiones de metano en todo el mundo. Se ha demostrado, en experimentos de nicho, que el intercambio de alimentos para el ganado o la administración de suplementos reducen potencialmente el metano. Muchos están desacreditando las exageradas afirmaciones en torno a cosas como la alimentación de las vacas con algas marinas, y demostrando que es una táctica dilatoria de lavado verde. En su lugar, hay que centrarse en lo que reduciría varias veces más el metano del ganado: reducir estratégicamente el gran número de ellos que se crían en primer lugar. Además, las innovadoras técnicas sostenibles de cultivo de arroz para reducir las emisiones de metano de los arrozales, otra fuente importante de metano.

Otros esfuerzos de la industria están en marcha para cambiar la forma de medir el metano, con el riesgo de permitir que los mayores contaminadores sean recompensados por disminuciones menores. El informe sobre el metano de Nicholas Carter advierte de que ajustar las mediciones de metano podría ocultar el impacto real de los contaminadores a gran escala, haciendo que parezca que se están logrando avances significativos cuando, en realidad, las emisiones siguen siendo peligrosamente elevadas.

Monbiot afirma que los gobiernos deberían ocuparse del metano agrícola con mayor rigor. Por desgracia, según Monbiot, la influencia de la industria ganaderaha sofocado los esfuerzos por frenar las emisiones de metano procedentes de la ganadería. Monbiot aboga por un alejamiento global de los productos ganaderos para lograr avances reales en los objetivos climáticos, defendiendo dietas conscientes del clima y políticas que den prioridad a la reducción del metano.

Actuar: Pequeños pasos, gran impacto en la reducción del metano

La reducción de las emisiones de metano dentro del sistema alimentario ofrece una oportunidad para una acción climática rápida y de impacto. Desde minimizar los residuos alimentarios y textiles hasta adoptar dietas respetuosas con el clima y apoyar políticas centradas en el metano, las acciones de los consumidores complementan de forma significativa los esfuerzos de la política y la industria. Un enfoque colectivo -que combine la política, la innovación y la acción individual- puede reducir significativamente las emisiones de metano, lo que se traducirá en beneficios cuantificables para el clima del planeta.