No hay pruebas de que una dieta baja en vitamina A pueda ser beneficiosa para tu salud.
Rojo coral: Mayoritariamente Falso
Naranja: Engañoso
Amarillo: Mayoritariamente Verdadero
Verde: Verdadero
En un carrete de Instagram publicado el 24 de febrero, Cara Burke muestra una "compra de comestibles" para "concienciar" sobre "los beneficios potenciales de una dieta baja en vitamina A", desde reducir la hinchazón y la inflamación hasta aumentar los niveles de energía y la claridad mental.
En esta comprobación de hechos, revisamos las pruebas científicas sobre las dietas bajas en vitamina A para determinar si ofrecen beneficios potenciales, como se afirma. También compartimos estrategias importantes para navegar por la información nutricional en Internet, sobre todo cuando se citan estudios científicos para apoyar el argumento de una persona influyente.
La vitamina A es un nutriente esencial, fundamental para la visión, la función inmunitaria, el crecimiento y la reproducción. Aunque una ingesta excesiva -principalmente mediante suplementos- puede ser perjudicial, su carencia también puede provocar graves problemas de salud. Las investigaciones actuales hacen hincapié en mantener una dieta equilibrada que aporte una cantidad adecuada de vitamina A, en lugar de restringirla innecesariamente.
Los creadores de contenidos suelen transmitir mensajes muy convincentes, y puede ser difícil saber cuándo esos consejos son relevantes para ti, o cuándo están respaldados por la ciencia. ¿El hecho de que citen un estudio en su pie de foto demuestra que se trata de un consejo sólido? Esta comprobación de hechos te da las herramientas para evaluar críticamente las afirmaciones sobre nutrición en Internet y responder a esta pregunta, para que puedas tomar decisiones con conocimiento de causa.

Si buscas asesoramiento dietético en las redes sociales, busca a personas con las credenciales adecuadas. Consulta esta guía para comprender mejor los títulos más frecuentes.
La promoción de una dieta baja en vitamina A como enfoque dietético potencialmente beneficioso no está respaldada por pruebas científicas y va en contra de las directrices nutricionales establecidas.
¿Qué es la vitamina A?
La vitamina A engloba un grupo de compuestos liposolubles, como el retinol, el retinal y el ácido retinoico, que están presentes de forma natural en muchos alimentos. La vitamina A preformada (incluidos el retinol y los ésteres de retinilo) se encuentra en fuentes animales como los productos lácteos, el pescado y la carne (es especialmente alta en el hígado). Los carotenoides provitamina A, como el betacaroteno, son precursores de la vitamina A y se encuentran en frutas y verduras, sobre todo en las de colores amarillo, naranja y rojo.
Es vital que obtengamos suficiente vitamina A de la dieta, ya que desempeña varias funciones cruciales en el organismo:
- Apoya la visión;
- Mantiene la función inmunitaria;
- Favorece el crecimiento y el desarrollo;
- Ayuda a la reproducción;
- Favorece la salud de la piel.
¿Apoyan los estudios citados la afirmación de Burke?
Burke aporta dos estudios para apoyar su afirmación de que una dieta baja en vitamina A podría ser beneficiosa para reducir la inflamación, la hinchazón, mejorar la salud intestinal y aumentar los niveles de energía.
El primero es un estudio centrado en altas dosis de vitaminas antioxidantes en pacientes con cáncer de cabeza y cuello sometidos a radioterapia. No se aplica al consumo de vitamina A en una dieta equilibrada para la población general. La suplementación con betacaroteno (que se convierte en vitamina A en el organismo) se interrumpió durante el ensayo, y los resultados se centraron principalmente en los efectos de dosis elevadas de vitamina E. Por tanto, este estudio no respalda las afirmaciones hechas en el vídeo sobre los beneficios de consumir una dieta baja en vitamina A.
El segundo es el ensayo CARET, que examinó la suplementación con altas dosis de betacaroteno y vitamina A en fumadores, ex fumadores y trabajadores expuestos al amianto. El estudio sugirió que grandes dosis suplementarias de betacaroteno aumentaban el riesgo de cáncer de pulmón en esta población específica de alto riesgo, pero estos resultados no pueden generalizarse a la ingesta dietética normal de vitamina A en la población general. De hecho, entre los no fumadores, otros estudios han demostrado que el riesgo de cáncer no se veía afectado de forma similar.
Burke no menciona ninguna relación con el cáncer en su vídeo; sin embargo, es un objeto principal en los dos estudios a los que hace referencia. Para quienes consulten las citas que proporciona en su pie de foto y se preocupen por los vínculos entre la vitamina A y el cáncer, es importante señalar que otros estudios han demostrado que el consumo de alimentos ricos en vitamina A podría disminuir el riesgo de algunos tipos de cáncer(fuente). Sin embargo, no parece haber pruebas de que este beneficio se extienda a los suplementos que contienen Vitamina A.
Como médico, desaconsejo firmemente la tendencia a restringir la vitamina A. No hay pruebas científicas de que una dieta baja en vitamina A reduzca la hinchazón, la inflamación o aumente la energía, pero existen riesgos bien documentados de su deficiencia, como problemas de visión, disfunción inmunitaria y problemas intestinales. La vitamina A es esencial para la salud en general, y limitarla innecesariamente podría hacer más mal que bien. En lugar de seguir tendencias no verificadas de las redes sociales, céntrate en una dieta equilibrada que satisfaga las necesidades diarias. Las dietas extremas de este tipo pueden ser perjudiciales: el equilibrio es la clave.
No consumir suficiente vitamina A puede causar problemas de salud
Seguir el consejo de que una dieta baja en vitamina A puede ser beneficiosa para apoyar problemas comunes como la hinchazón o los bajos niveles de energía, podría conducir a una ingesta inadecuada y a carencias de vitamina A. Los riesgos para la salud asociados a la carencia de vitamina A están bien documentados y son graves. Entre ellos están:
- Xeroftalmia, que puede conducir a la ceguera. La carencia de vitamina A es la principal causa prevenible de ceguera infantil en el mundo(fuente).
- Mayor riesgo de infecciones, incluido el sarampión(fuente)
- Anemia y complicaciones del embarazo(fuente)
- Problemas de piel(fuente)
Los efectos más graves de la carencia se observan sobre todo en niños pequeños y mujeres embarazadas(fuente).
Las personas con determinadas afecciones, como fibrosis quística, enfermedad de Chron, enfermedad celíaca o colitis ulcerosa, pueden tener más probabilidades de verse afectadas por una carencia de vitamina A(fuente). Además, la carencia de vitamina A tiende a ser más frecuente en los países de renta baja, sobre todo en el sur de Asia, donde los alimentos ricos en vitamina A son menos accesibles(fuente).
Promover dietas bajas en vitamina A cuando hay tantas intervenciones de salud pública para ayudar a reducir las consecuencias de la carencia de vitamina A es preocupante. Esto es especialmente peligroso en el embarazo, donde un estado bajo de vitamina A puede provocar ceguera nocturna.
Además, la idea de que podemos dirigirnos específicamente a la vitamina A baja muestra la falta de comprensión de los efectos sinérgicos de los alimentos y del hecho de que los alimentos tienen cientos de bioactivos. La carencia de vitamina A suele ser consecuencia de la desnutrición, ¡y nadie debería aspirar a ello!
La ingesta diaria recomendada de vitamina A se basa en numerosas pruebas científicas
Las autoridades sanitarias recomiendan una determinada ingesta diaria de vitamina A basándose en numerosas pruebas científicas, en lugar de promover una dieta baja en vitamina A. En el Reino Unido, el NHS recomienda una ingesta diaria de 700 µg para los hombres y 600 µg para las mujeres, que pueden conseguirse con la dieta.
Poca vitamina A, inflamación y salud intestinal
Contrariamente a la afirmación de que una dieta baja en vitamina A puede mejorar la inflamación y la salud intestinal, un estado bajo de vitamina A puede en realidad dañar la integridad epitelial y aumentar la permeabilidad intestinal, lo que se conoce comúnmente como "intestino permeable"(fuente, fuente). Este aumento de la permeabilidad puede permitir que sustancias nocivas atraviesen la barrera intestinal, desencadenando potencialmente respuestas inmunitarias e inflamación. Las investigaciones sugieren que la vitamina A es necesaria para mantener la integridad de la barrera mucosa intestinal(fuente). Además, se ha demostrado que la vitamina A tiene propiedades antiinflamatorias(fuente).
Precaución contra la ingesta excesiva
Aunque no se recomienda una dieta baja en vitamina A, una ingesta excesiva puede ser perjudicial. Este principio es válido para muchos nutrientes: el equilibrio es la clave. Así como una cantidad insuficiente de vitamina A puede provocar una carencia, una cantidad excesiva puede causar toxicidad.
Sin embargo, la precaución contra la ingesta excesiva suele dirigirse al control de la ingesta de suplementos. Aunque teóricamente es posible consumir cantidades excesivas de vitamina A a partir de fuentes dietéticas, como comer grandes cantidades de hígado, es mucho más frecuente que se produzca toxicidad por tomar suplementos en dosis elevadas. Es poco probable que una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos conduzca a una ingesta excesiva de vitamina A, por lo que no es necesario seguir intencionadamente una dieta baja en vitamina A.
Aunque Burke no recomienda que todo el mundo siga una dieta baja en vitamina A, la sugerencia de que reducir la vitamina A podría reducir la hinchazón y la inflamación, o aumentar los niveles de energía y la claridad mental es engañosa. El objetivo de este vídeo es la creación de contenidos, no la información nutricional. También pone de relieve la cuestión de las pruebas anecdóticas: su experiencia personal de sentirse mejor en general no nos dice nada sobre qué fue lo que causó esta mejora general, en la que podrían haber influido multitud de factores. Aunque su propia experiencia no puede discutirse, la ciencia no sugiere que así sea como responderán otras personas al seguir una dieta baja en vitamina A. De hecho, las pruebas parecen apuntar en la dirección contraria. Mira el siguiente vídeo del Dr. Idz para un análisis en profundidad del lugar que ocupan las pruebas anecdóticas:
Navegar por las declaraciones nutricionales en Internet: Más allá de las pruebas anecdóticas
Navegar por la información sobre nutrición en Internet puede resultar abrumador. Algunos de los contenidos más atractivos suelen basarse en anécdotas o experiencias personales. Sin embargo, aunque sean convincentes y relacionables, las pruebas anecdóticas no son una base fiable para hacer cambios en la dieta o recomendaciones nutricionales.
Puede ser abrumador porque, en algunos casos, las personas influyentes respaldarán sus historias personales con citas o citas de estudios revisados por expertos. Pero, ¿cómo podemos saber si el estudio citado apoya realmente su argumento o no?
He aquí algunas estrategias que te ayudarán a evaluar tales afirmaciones. Busca el estudio por ti mismo, y ten en cuenta estas preguntas:
- Evaluar la población estudiada
- Pregunta: ¿Sobre quién se realizó el estudio?
- Considera: ¿Pueden generalizarse los resultados a la población en general?
- Ejemplo: Un estudio sobre la administración de suplementos de vitamina A en niños desnutridos puede no ser aplicable a adultos bien nutridos.
- Identificar la pregunta de investigación
- Pregunta: ¿Qué se estaba probando o revisando exactamente?
- Considera: ¿Coincide el enfoque del estudio con la afirmación que se hace?
- Ejemplo: Un estudio sobre un suplemento en dosis altas para tratar una afección específica no respalda necesariamente su uso para la salud general.
- Examinar el equilibrio de las pruebas
- Pregunta: ¿Qué dicen otros estudios sobre este tema?
- Reflexiona: ¿Existe consenso en la comunidad científica?
- Ejemplo: Busca revisiones sistemáticas o metaanálisis que resuman múltiples estudios sobre el tema que te interesa.
Recuerda: Aunque las pruebas anecdóticas pueden ser convincentes, no pueden responder a la pregunta crucial: "¿Es este alimento o nutriente seguro y beneficioso para la población en general?". Para ello, necesitamos una investigación científica exhaustiva.
Conclusión
La promoción de una dieta baja en vitamina A no se ajusta a la ciencia nutricional actual. En cambio, centrarse en una dieta equilibrada que satisfaga la ingesta recomendada de vitamina A es el enfoque más saludable para la mayoría de las personas. Quienes estén pensando en hacer cambios importantes en su dieta deben consultar con profesionales sanitarios en lugar de seguir afirmaciones sin fundamento de personas influyentes en las redes sociales.
Fuentes
Institutos Nacionales de Salud (Oficina de Suplementos Dietéticos). "Vitamina A y Carotenoides".
NHS. "Vitamina A".
Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard. "Vitamina A".
OMS (2009). "Deficiencia de vitamina A".
Fundación Nacional de Enfermedades Infecciosas (2020). "Llamamiento a la Acción Vitamina A para el Manejo del Sarampión en Estados Unidos".
Bairati, I. et al. (2006). "Suplementación con vitaminas antioxidantes y mortalidad: un ensayo aleatorizado en pacientes con cáncer de cabeza y cuello".
Omenn, G.S. (1996). "Efectos de una combinación de betacaroteno y vitamina A sobre el cáncer de pulmón y las enfermedades cardiovasculares".
Semba, R.D. & Bloem, M.W. (2002). "La anemia por déficit de vitamina A: epidemiología y patogénesis".
VanBuren, C.A. y Hearts, H.B. (2022). "La vitamina A en la piel y el cabello: una actualización".
Passarelli, S. et al. (2024). "Estimación global de las insuficiencias de micronutrientes en la dieta: un análisis de modelización".
Lounder, D.T. et al. (2017). "Los niveles más bajos de vitamina A se asocian a un aumento de la enfermedad injerto contra huésped gastrointestinal en niños".
Abdelhamid, L. y Luo, X.M. (2018). "Ácido retinoico, intestino permeable y enfermedades autoinmunes".
Cantorna, M.T. et al. (2019). "La vitamina A y la vitamina D regulan la complejidad microbiana, la función de barrera y las respuestas inmunitarias de la mucosa para garantizar la homeostasis intestinal".
Reifen R. (2002). "La vitamina A como agente antiinflamatorio".
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